La educación cristiana hace que los niños sean más felices al comprender el significado de sus vidas en este mundo y realicen actos de bondad con el prójimo, conforme a una investigación de la Universidad de Columbia Británica en Canadá.
La educación cristiana hace que los niños sean más felices al comprender el significado de sus vidas en este mundo y realicen actos de bondad con el prójimo, conforme a una investigación de la Universidad de Columbia Británica en Canadá.
Para llegar a este resultado, se escuchó a mas de 320 niños de cuatro escuelas públicas y dos escuelas religiosas. La investigación abordó temas como la religiosidad, la espiritualidad, la felicidad y el temperamento, hasta que concluyeron que los niños más espirituales eran más felices y expresaban más actos de bondad.
Por otra parte un nuevo estudio, esta vez dirigida por la psicóloga estadounidense Lisa Miller, profesora de la Universidad de Columbia, comparte otros beneficios que la fe aporta a los pequeños:
– 40% menos propensos a usar drogas,
– 60% menos propensos a convertirse en adolescentes deprimidos,
– 80% menos propensos a tener relaciones sexuales peligrosas o sin protección,
y una mayor incidencia de características en desarrollo que conducen al éxito.
El estudio realizado por Miller ha generado como resultado un libro donde demuestra que la espiritualidad contribuye positivamente a la salud mental y física de un niño.
La Palabra de Dios ya advierte a los padres sobre la importancia de enseñar a sus hijos el camino que deben seguir (Proverbios 22: 6), advirtiendo que es para que los padres transmitan la fe a los pequeños como leemos en Deuteronomio 6: 6 al 7 que dice: Estas palabras que te mando hoy están en tu corazón. Enséñeles persistentemente a sus hijos «.
Actualmente la ciencia muestra que esta orientación en la primera infancia ayuda a los pequeños a convertirse en mejores personas cuando crecen.
John Bartkowski, profesor de sociología en la Universidad de Mississippi, coordinó un equipo que entrevistó a padres y maestros de más de 16.000 niños, analizando cuestiones como el autocontrol, cuántas veces demostraron mal comportamiento y tristeza; cuánto respetan y logran trabajar en armonía con los demás.
Los investigadores evaluaron la frecuencia con la que los padres de los niños los llevaron a la iglesia y hablaron sobre la espiritualidad, llegando a la conclusión de que: los niños cuyos padres participan regularmente en reuniones religiosas y hablan a menudo con sus hijos acerca de la religión, demostró más autocontrol, mejores habilidades sociales y aprendizaje más fácil, que los niños con padres que no van a la iglesia.
Fuente: Acontecercristiano