Hace poco más de un año entré a una nueva etapa de vida: la maternidad. Y al entrar a esta etapa descubrí que hay muchos mensajes, consejos, y frases confusas y a veces erróneas que se comparten entre las madres —y muchas se predican como si fueran el evangelio—. Al ver esto, se me ocurrió abrir una cuenta en Instagram donde pudiera tratar estos temas y tratar de desempacar estos mitos a la luz de la Palabra.
Ahora recibo muchos mensajes que suenan algo así:
“Espero que está bien que te siga. No soy mamá, pero me gusta lo que compartes en este perfil”.
Es interesante como muchas mujeres que no son madres se disculpan por escribirme. Como si el hecho de aun no ser madres les descalificara de poder seguir una cuenta que se llama “mamaresponde”. Pero no es algo fuera de lo común que descartemos las opiniones de otras por no tener las mismas experiencias que nosotras. Por ejemplo, “tú no entiendes porque no eres mamá” es una frase que muchas madres tienen a la mano. A mí ciertamente me la dijeron muchísimas veces.
O tal vez en alguna ocasión tu pastor predicó un sermón sobre el matrimonio. Esto no significa que los solteros en la congregación pueden tomar un día libre. ¡Al contrario! Un sermón sobre el matrimonio tiene verdades y aplicaciones para cualquier cristiano. Aunque no seas mamá o incluso si aún no estás casada, cualquier verdad que venga de la Biblia debe encontrar un lugar central en tu vida.
Por lo tanto, esto nos lleva a la pregunta: ¿qué puedo aprender de pasajes en la Biblia o enseñanzas que parecieran no tener nada que ver conmigo?
Toda verdad es verdad de Dios
Debemos tener cuidado con descartar ciertos pasajes de la Biblia en base a su “relevancia” a nuestra vida. Como dice la frase famosa: “Toda verdad es verdad de Dios”. Esto significa que no importa quién lo dice, si Dios lo dijo primero, es la verdad—. Pero también quiere decir que debemos tener cuidado de no menospreciar la verdad en base a su supuesta relevancia.
Habiendo dicho eso, quiero compartir dos razones por las cuales toda la Palabra de Dios siempre es relevante para nuestra vida.
1. Porque bendecimos a otros a través de la verdad.
Si eres salva, fuiste redimida a un familia de creyentes. ¡La iglesia no es opcional! Y si eres parte de una iglesia, tienes la responsabilidad de amar a tus hermanos y hermanas compartiéndoles, exhortándoles, recordándoles y animándoles en la verdad. Aunque no seas madre, en la iglesia encontrarás madres que necesitarán tu ayuda. Aunque no estés casada, encontrarás parejas que necesitarán una palabra de ánimo.
Conocer la verdad te llevará a compartirla de tal manera que Dios te usará para bendecir a otros, sin importar tu edad o estado civil.
El hecho de que no seas madre no te descuenta como un mensajero de la verdad de Dios.
Vivimos en tiempos en que las opiniones solo valen si tienes la experiencia para respaldarlas. Solo las madres pueden hablarle a las madres, las solteras a solteras, etc. Pero si fuera así no le pondríamos atención a Pablo o cualquiera de los apóstoles. Hay algo más importante que la experiencia. Pablo, que no tuvo esposa ni fue padre, nos enseña cómo el evangelio cambia el matrimonio y la crianza de hijos, porque la verdad de Dios —no la experiencia— lo respalda.
2. Porque la verdad no se trata de ti.
Las Escrituras dicen,
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
Esto no quiere dedcir que si eres soltera no debes leer los pasajes sobre el matrimonio o si eres mujer que no debes leer los pasajes específicamente dirigidos a los hombres maestros. Al contrario, si evitas estos pasajes, no sabrás lo que Dios piensa al respecto. Si ignoras los pasajes sobre el matrimonio, no tendrás un parámetro bíblico o expectativas correctas para tu esposo, y de mayor importancia, ¡no sabrás qué espera Dios del matrimonio!
Si evitas los pasajes dirigidos a hombres maestros, no sabrás cómo debe actuar un líder en la iglesia. En otras palabras, no tendrás una perspectiva Cristo-céntrica al respecto. Dios nos reveló la misma Palabra a todos y él reveló todo de manera intencionada para que la leyéramos y conociéramos su voluntad.
No escojas pasajes que suenan relevantes para tu vida. A fin de cuentas, toda la Biblia es relevante no por quien la lee, sino por quien la reveló: Dios.