Cuando una madre ora por su hijo, ¡Dios escucha con amor y le responde!
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No dejes de orar por tus hijos, pide con fe para que sean protegidos, prosperados y puestos en el buen camino. Porque allá donde tus brazos y tu cuidado no pueden llegar, llega Dios con sus ángeles, rodeándoles de amor y llevándoles por un camino bueno para que sus pies no tropiecen.
Las oraciones son muy poderosas cuando se hacen con las intenciones correctas. Como madre, seguramente te angustias con frecuencia y hasta te desvelas por tus hijos. Pero Dios es el más grande protector que existe, descansa en él y entrégale a tus hijos, él los cuidará mejor que tú.
Puede que seas la madre modelo, una mujer muy diligente, protectora y amorosa. Pero no puedes evitar que tus hijos tomen ciertas decisiones o que ocurran cosas en su camino. El único omnipotente y omnisciente es Dios, ¿quién mejor que él para cuidar de tus hijos?
Descansa en él, no te angusties más, porque Dios no duerme, no se cansa ni se ausenta. Tus oraciones llegarán a sus oídos y entonces él se tomará a la tarea de cuidar a tus hijos. Recuerda que Dios también te ama a ti, no quiere verte cansada ni preocupada, quiere que tengas paz. Él no te dio hijos para llenarte de aflicción sino para que te sintieras contenta con ellos.
Si las cosas no van bien con la conducta de tus hijos últimamente, ponlos en manos de Dios, él se encargará de enderezar sus caminos, y seguidamente enséñales con el ejemplo. Y si acaso te angustias mucho porque algo malo pueda pasarles, déjalos en manos de Dios porque finalmente él es el creador, tus hijos no te pertenecen y él cuidará de la obra hecha por sus manos.
Madre, no pierdas más el sueño, ora y descansa. Dios está a cargo y él no defrauda.
Todo lo que puedas hacer, hazlo y lo que no puedas hacer, déjalo en manos del creador. Dios ha prometido que al que toca se le abrirá, el que busca encontrará y el que ora recibirá respuesta. Dios no miente ni falta a sus promesas, debes aprender a conocerlo, si oras, Dios dará respuesta.
Sigue orando sin desmayar y aprende a ver las cosas que Dios ve. Muchas veces vemos nuestro tiempo presente como un completo desastre donde ya no hay reparo, pero Dios saca de lo vil lo precioso, él ve desde una dimensión diferente, donde no existe el tiempo, ve las obras acabadas. Así que no te desanimes si ves mucha turbulencia en tu familia, tus oraciones tienen un propósito y si persistes, Dios los va a sanar, él ya concluyó esa obra. Confía.
Publicado por Dia García en junio 22, 2020