Famoso animador abandona Disney por una profunda convicción

El prolífico animador de cine Tom Bancroft, hijo de California, tenía un pase rápido a Disney, pero todo se detuvo en 2000.

Aunque su nombre pueda resultar desconocido, su obra ha llegado a innumerables hogares de todo el mundo. Fue el creador de Mushu en «Mulán» de Disney, diseñó al joven Simba en «El Rey León» y colaboró en otros clásicos famosos de Disney, como «Tarzán», «Aladino» y «La Bella y la Bestia».

A Bancroft incluso le ofrecieron el papel de animador principal de «Lilo y Stitch» en 2002, pero lo rechazó. Cambió sus orejas de Mickey, dijo, «por trabajar con verduras».

El exitoso artista apareció recientemente en  el podcast “Faith in Culture” de CBN , donde habló sobre lo que lo llevó a alejarse de su “trabajo soñado” en Disney para dedicarse a un trabajo basado en la fe.

En sus inicios, Bancroft asistió al Instituto de las Artes de California. Luego, a finales de los 80, él y su hermano gemelo Tony comenzaron prácticas en The Walt Disney Company, donde ambos trabajaron en «La Sirenita».

Después de 12 años con Disney, Bancroft dijo que sintió “un llamado” que “se hizo muy fuerte”.

“Creo que logré evitarlo por mucho tiempo, por desgracia”, dijo. “Pero creo que se volvió muy ruidoso en la década del 2000… En el 2000, me separé de Disney y sentí que sabía exactamente adónde debía ir”.

Luego Bancroft pasó un par de años trabajando en “Veggie Tales”.

«Estaba a punto de convertirme en animador principal de ‘Lilo & Stitch’, y lo dejé para ir a trabajar con verduras», bromeó, señalando que fue su fe lo que lo sacó de lo que sería el trabajo soñado de cualquier animador.

Explicó  en el podcast  que su fe cristiana fue “la razón por la que dejé Disney”.

“Honestamente, vi el rumbo que estaba tomando Disney allá por el año 2000”, dijo Bancroft. “Y me sentí muy incómodo al respecto, así que, en ese momento, creo que mi fe estaba lo suficientemente madura como para decir: ‘Bueno, no necesito quedarme aquí, aunque este sea mi sueño’”.

“Dios”, continuó, “me dio un nuevo sueño”.

Fue allí, mientras trabajaba en un proyecto cristiano, donde Bancroft dijo que la oración se integró a su carrera “por primera vez”.

“Orábamos al principio de las reuniones”, reflexionó. “Y yo acababa de salir de un estudio donde no podía hablar de mi fe en los pasillos”.